miércoles, 19 de agosto de 2009

Propuesta Hot: Vino Caliente!

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La única vez que había probado vino caliente fue en Austria. Ya sé: dan ganas de decir "peroandalareputaquetepariooó" y dar por terminada la lectura aquí mismo.

Déjenme aclarar: estuve un año como estudiante en un colegio lituano de Alemania (casi digo "Alemania Federal"; hubiera deschavado mi edad del hielo...).

Un recuerdo casi intrascendente. Ahora me doy cuenta que Madame Felicidad llamó a mi puerta y yo, que era un adolescente boludón, no sé... habré tenido los walkman puestos y no la atendí. Imagínense: invierno, noche, fiesta popular en las calles de Salzburg, vino caliente... y yo seguramente hubiera preferido un paquete de papa fritas con Koka-Kolen!

El caso es que hace un tiempito me crucé en internet con una receta para preparar este típico brebaje europeo (nórdico, para ser más precisos).
Me dieron ganas de conocer qué es lo que había tenido en mis manos.
Me dieron ganas de beberlo. Me dieron ganas de hacerlo.
Y lo hice, hace un par de meses, en casa con amigos.

Se me antojó un decreto: "El asunto se sirve y toma afuera. Quien quiere salir, que salga".
Salieron todos. Hacía un frío de esos que extraen lagrimillas de los ojos. Pero nunca olvidaré la sensación de aliento escarchado por fuera y lava ardiente y lujuriosa fluyendo por las venas.

No desesperéis, caros lectores, que hay para todos!

Aquí les paso las recetas. Porque en realidad son dos: Una standard y otra full-full maxiturbo. Yo preparé la full, pero ocurre que -como son tantos ingredientes- traiciona: uno nunca se decide a hacerlo. Antes que no-hacer el full, bien vale hacer el fácil, que no debe estar nada mal. Anoten (o impriman):


Glög (para 12 personas):

- 1 botella de vino tinto (de buen cuerpo).
- 1/2 bot. de vino blanco dulce (cosecha tardía).

- 1 vaso de vermouth dulce.
- 1 cucharada de bitter Angostura.
- 1 vaso de acquavit o ginebra.
- 100 g de pasas de uva.
- cáscara de una naranja.
- 10 g de cardamomo bien machacados.
- 2 clavos de olor.
- 2 ramas de canela.
- 1 cucharadita de jengibre en polvo.
- 200 g de azúcar.
- 200 g de almendras peladas.

Poner todos los ingredientes -excepto el alcohol blanco, el azúcar y las almendras- en una cacerola esmaltada. Mezclar bien y dejar por lo menos 12 horas para que los sabores confluyan entre sí. Colocar sobre fuego vivo, revolviendo con cuchara de madera hasta alcanzar el punto previo al hervor. Retirar y añadir el azúcar y las almendras. Al final incorporar el acquavit o la ginebra, Servir caliente (bueno... para eso lo hacíamos!).


Gluhwein (para dos personas):

- 1/2 botella de vino tinto.
- 2 clavos de oolor.
- 2 cáscaras de limón.
- 2 cucharadas de azúcar.
- 1 rama de canela.

Insertar los clavos de olor en las cáscaras de limón. Mezclar en el fuego con el azúcar y la canela hasta que el azúcar se derrita, revolviendo cada tanto con cuchara de madera. Añadir el vino y seguir revolviendo hasta el punto previo al hervor. Retirar del fuego, sacar la canela y la cáscara de limón y servir.


Volviendo a aquella fría noche en casa, les comento que, además de caliente, este vino resultó una experiencia increíble y exóticamente deliciosa. Nosotros éramos amigos de siempre reunidos para pasarla bien (cosa que cumplimos con creces). No querría conocer los efectos que esta pócima diabólica es capaz de producir en veladas con alguna intención non-sancta.

Bueno, sí. Querría.


4 comentarios:

  1. Todo un clásico entre los turistas brasileros y colombianos low budget que abarrotan el Cerro Catedral, aunque supongo que también ha tenido sus adeptos locales: imagino a Néstor y a Cristina dándose afanosamente con el vino caliente en su cabañita de Calafate y brindando por un futuro mejor...
    Pese a su poco reconocimiento actual, en nuestros pagos rioplatenses le veo un gran futuro, sobre todo a partir del año próximo, cuando nos toque el invierno con las nuevas tarifas de gas...

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  2. Carlos:
    Tratá de que los comentarios sobre el post sean un poquitito menos brillantes que el post.
    Gracias.

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  3. Pero qué buena idea! Lo vamos a probar (sí, la versión fácil, tenés razón en eso de que uno quiere hacerse el exigente y al final termina no haciendo ni la receta fácil ni la difícil). Después te cuento cómo salió.

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