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Miguel Brascó –seguro que, al menos, les suena- es el referente número 1 del periodismo de vinos en la Argentina.
Tiene o tuvo programas en cable que no vi. Y sacó algunos libros (incluso no-de-vinos) que aún no leí. Pero hace rato lo conozco porque siempre me cruzo con artículos de su autoría en infinidad de publicaciones de vinos, de gastronomía y hasta de interés general.
El otro día me acercaron una guía de vinos argentinos donde comprobé que los autores copiaban su estilo. Y eso, la verdad, me indignó. Me molestó mucho, porque… YO quería copiarlo!
Brascó debe saber de vinos. Debe saber de la vida. Pero lo que está clarísimo para mí es que sabe escribir muy bien. Mejor aún: muy lindo. Porque es sumamente original y entretenido.
Va un ejemplo, para que sepan de qué estoy hablando:
En su Guía de Vinos (en co-autoría con Fabricio Portelli) dice del cabernet sauvignon de Finca La Anita: “...un tinto para tomar en el momento y el lugar en que todos están serios, las señoras están serias, los varones nacionales están serios, nadie toca a ninguna por debajo de la mesa…”
Se dan cuenta? Está calificando un vino! (y de hecho, el puntaje que le otorga es sobresaliente).
Pero en lugar de decir que es un vino tradicional, para disfrutar los atributos de esa clásica variedad de manera casi introspectiva… dice lo que dice!
La palabra “maestro” está muy bastardeada. Si yo le digo “Maestro!” a Brascó, tal vez suene casi berreta. Posiblemente él prefiera saber (o mejor aún, no saber) que el no es mi maestro, sino que hace rato estoy siendo su alumno...
Para finalizar: la guía la recomiendo desde todo punto de vista. En mi mesita de luz descansa un ejemplar y todas las noches leo un par de versículos.
jueves, 6 de agosto de 2009
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La palabra está bastardeada porque hay demasiados "bastardos" (dícese del hijo nacido fuera de matrimonio o ilegítimo de padre desconocido o más en cristiano: hijos de puta)que se hacen llamar "Maestros".
ResponderEliminarPero cuando un Maestro es realmente un Maestro, no hay otra forma de referise a él.
Para mi gusto Brascó tiene el gran mérito de haber desmitificado la charlatanería enológica (que está tan de moda en estos tiempos) rescatando el gusto por el buen vino, más allá de los discursos relamidos de una parva de blabletas que repiten todo lo que oyen como loritos.
Gracias Brascó, por ese bálsamo de buen gusto que nos regalás todos los domingos en la Revista de La Nación.
Gracias Daniel, por homenajear al Maestro como se lo merece.
El agradecido soy yo.
ResponderEliminarQue alguien que lee a Brascó,
también lea mi blog, es muy halagador.
Este Blog rebalsa de Glamour y Bon Vivants. Q lindo descanso entre tanto Bla bla bla...
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, hay q desmitificar y disfrutar carajo!, q hay una sola vida.
Gustavo: sos Saliola?
ResponderEliminarOf Course, Litu.
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